Desde El Búnker
Alberto Osorio
Martes 28 de enero de 2025.- San Judas Tadeo -por todos lados-, resulta ser un santo difícil de ignorar e imposible no reconocer su historia “negra” que se teje bajo su sombra en el seno de la iglesia católica.
“San Juditas”, tal como muchos lo reconocen, es considerado el patrono de las causas difíciles o imposibles. Promotor de la abundancia, pero también es visto como protector de los delincuentes o de sicarios, en un asunto que seguro molesta a más de uno de los que promueven la exposición de sus reliquias en la arquidiócesis de Guadalajara.
La imagen de ese santo aparece en venta por todos lados. Las réplicas más caras son elaboradas en oro de distintos kilates, o en plata, y se ofrecen adornadas con diamantes de alta calidad o con vidriería de fantasía. También hay figuras del tamaño de humano y lo mismo se usan para adornar iglesias, viviendas, negocios, talleres, ranchos o casas de seguridad.
Cuando lucen colgadas al pecho de algunas personas, uno puede adivinar el nivel de “empresario”, del creyente o del delincuente que la porta a partir del metal y el diseño de la imagen.
El San Judas, lo mismo se vende en la parte alta del mercado Corona, en San Juan de Dios, en el rumbo de Obregón o en los tianguis que se instalan al amparo de las fiestas patronales de cualquier pueblo en Guadalajara o en los lugares más alejados de la capital del país.
Incluso, “San Judas” tiene sus propios corridos y a través de la plataforma de Amazon se ofrece la imagen de la santa muerte de 60 centímetros y de San Judas Tadeo por el precio de 1,200 pesos en una figura elaborada en resina.
El culto a San Judas Tadeo es la expresión más clara de la narcocultura que se ha desarrollado en México y en diferentes partes de América Latina o incluso en los Estados unidos en las últimas décadas, en un asunto que está por encima de las instituciones o que pasa por arriba de la propia imagen de la iglesia católica.
Parece una blasfemia, pero acaso, ¿no será necesario hacer un análisis crítico para tartar de entender como un santo se convierte en bandera de los narcos? ¿Acaso nadie en la iglesia reflexiona sobre la pertinencia de aplicar un antidoping a la imagen de San Juditas, en sentido figurativo?