Desde El Búnker
Alberto Osorio
Miércoles 29 de enero de 2024.- La reciente visita del coordinador de diputados federales de Morena, Ricardo Monreal, sirvió para tumbar a Favio Castellanos y para empoderar a Beto Maldonado en la coordinación de los legislares jaliscienses, en San Lázaro.
Según Monreal el movimiento tiene que ver con la necesidad de una mayor coordinación entre los diputados morenistas, ante las 73 reformas que se promueven por el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
En realidad, el nombramiento de Beto Maldonado es un paso atrás para el excandidato a la gubernatura y senador Carlos Lomelí, a quien le gusta presumirse como el hombre fuerte de Morena en Jalisco.
Trasciende que la corriente de Marcelo Ebrard estuvo de acuerdo con permitir la llegada de Maldonado a esa coordinación en el afán de evitar el conflicto y en una acción consentida para cerrar filas en torno a la presidenta Claudia Sheinbaum ante las reformas que se avecinan y el crítico momento que se desata con la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, con las acciones contra los migrantes mexicanos y la amenaza de aumentar los aranceles.
Pero además el movimiento se convierte en una carambola de tres bandas porque también la alcaldesa de Tlaquepaque, Laura Imelda Pérez Segura, se verá en la necesidad de buscar una ruta de mayor diálogo y búsqueda de acuerdos con Alberto Maldonado, una figura del morenismo que siempre ha sido cercano a la familia del expresidente López Obrador y de quien se sabe que en las últimas fechas no representaba un legislador de las simpatías de Laura Imelda.
De cualquier manera habrá que ver si en realidad Beto Maldonado resulta ser un mejor elemento para el cabildeo y la conformación de acuerdos o todo queda en un descontón contra la corriente de Lomelí.