Desde El Búnker
Por Eduardo García
Viernes 24 de enero de 2025.- ¿Por qué un gran número de estadounidenses de bajos estratos sociales votaron por Trump, aún en contra de sus propios intereses?
La propuesta del republicano incluía una reducción de impuestos a las empresas y a los que más ganan, el achicamiento de programas sociales, desregulación, contención del salario mínimo y políticas anti sindicatos, lo cual perjudicaba especialmente a los trabajadores que menos ganan.
Parte de la respuesta se encuentra en el discurso de deportaciones masivas y en su postura antiinmigrante. Aunque se puede especular que algunos trabajadores blancos fueron atraídos por fundamentos racistas, xenófobos y discriminatorios, otros no.
Económicamente, los migrantes implican una mayor oferta de trabajo, lo que genera más competencia y presiona los sueldos. De hecho, muchos sindicatos a finales de los 1800s fueron antiinmigrantes, como la American Federation of Labour, Knights of Labour, entre otros.
Sus argumentos eran económicos: los inmigrantes aceptaban sueldos más bajos, peores condiciones laborales y limitaban su poder de negociación. De esta manera, el trabajador estadounidense de las minas, del campo y de la construcción tenía argumentos económicos, y no de otro tipo, para estar en contra de la migración.
La realidad es que el trabajador estadounidense que menos gana ha visto en los últimos treinta años su calidad de vida deteriorada, y aunque hay factores que han tenido un mayor peso, como la creciente desigualdad y el cambio tecnológico, la migración ha servido como chivo expiatorio.
Sin embargo, aun siendo un motivador importante, será muy difícil que Donald Trump pueda cumplirles. Trump es contundentemente pro-negocio. Si bien es probable que sea más estricto en el control de las fronteras, difícilmente deportará a los once millones de personas que orgullosamente pretende.
Las cifras de deportaciones de su pasada administración dan una pista: Trump deportó, en promedio, un número más bajo de migrantes por año que cualquiera de sus antecesores. Barack Obama, por ejemplo, deportó en promedio por año casi el doble y Biden también lo superó.
Y es que, de haber deportaciones masivas, las industrias más dependientes de mano de obra sufrirían por la falta de trabajadores. Por un lado, esto aumentaría los sueldos de los estadounidenses en esas ramas, pero también incrementaría el costo del producto final. Es decir, crearía inflación.
No obstante, se visualiza que, a pesar de no tener la verdadera intención, Trump mantendrá firme su discurso y dará un gran espectáculo para no perder a sus simpatizantes en las clases bajas.
¿De ser una simulación significaría buenas noticias para México?
Difícilmente. Aún sin deportaciones mucho mayores a las que hemos experimentado, Trump afirmó su intención de regresar el programa “Quédate en México”.
Este programa consistía en la “cooperación” de ambos países para que los migrantes buscando asilo en Estados Unidos esperaran su proceso en México, fueran mexicanos o no. El programa presenta violaciones a los derechos humanos de los migrantes, exposición a la explotación, vulnerabilidad y al crimen organizado. Además, genera presión sobre los albergues, los servicios públicos y el mercado laboral en la frontera.
Mtro. Eduardo García
X: @lalogarciaja