Desde El Búnker
Martes 23 de septiembre de 2025.- En menos de 12 días el grupo de estudiantes disidentes mostraron de nuevo su desaire para dialogar con el secretario General de la Universidad de Guadalajara, César Barba. Luego de levantarse de la mesa de diálogo abierta el pasado 10 de septiembre, no les interesa reabrir las pláticas con las autoridades de la universidad.
Ayer solo le entregaron cuatro pliegos petitorios donde se reflejan sus demandas y le advierten que no es necesario que los reciban y que se “verán en el Congreso”, bajo la idea de que a los inconformes sí les harán caso en el Poder Legislativo para promover una reforma a la Ley Orgánica que ellos proponen.
Ayer 22 de septiembre, los inconformes solo acudieron a la UdeG para pedir que se les recibieran los documentos en cuestión y dejaron de manifiesto a Cesar Barba que con la universidad, las pláticas están rotas.
Los manifestantes quieren desaparecer la representación de la FEU y suspender la elección de nuevos integrantes del Consejo General Universitario. Con la visita a palacio de gobierno y luego al Congreso, queda claro que ellos buscan aliados en el gobierno de Jalisco que encabeza el emecista Pablo Lemus y a algunos diputados para que apoyen sus demandas.
Los inconformes cambiaron de estrategia luego de dos semanas de forcejeos y hasta golpes en la disputa por la toma de algunos edificios. Optaron por tomar la calle, mostrar mayor nivel de organización, bajar banderas de Palestina, quitar también las banderas del movimiento de Juventud Revolucionaria perteneciente al Partido Comunista de México y bajar el perfil a varios de los jóvenes que aparecieron en días pasados como los líderes de ese movimiento.
De hecho, a través de redes sociales, hay algunos mensajes de la Juventud Revolucionaria que se dicen desplazados y se quejan de que fueron excluidos de la representación estudiantil que fue recibida en Palacio de Gobierno.
Lo cierto es que en la marcha del lunes 22 de septiembre se sumaron más de 600 personas, entre ellos maestros jubilados, también ahí se vieron varios de los viejos militantes del Partido Comunista.
A la manifestación se sumó la excandidata de la Planilla Roja que contendió en las elecciones del Sindicato de Trabajadores Académicos de la UdeG, Tanya Méndez quien demandó un aumento emergente del 10% a los profesores y habló de la pérdida del poder adquisitivo de sueldo de los maestros.
Antes otra maestra del grupo de los disidentes uso del micrófono para pedir que se llevara a cabo una auditoría a la casa de estudios y acusó a la familia Padilla López, a pesar de la muerte del exrector Raúl, de mantener secuestrada a la universidad.
Así las cosas. La propuesta de los inconformes de buscar la intervención del gobierno de Jalisco y del Congreso, en el fondo es un intento desesperado por tratar de que alguien les haga caso y se sume a la intención de modificar la Ley Orgánica de la UdeG, una tentación en la que seguramente no caerá la representación del Ejecutivo.
Lemus sabe que no puede detonar un conflicto entre gobierno y Universidad de Guadalajara porque de por medio estaría la estabilidad de su mandato y la estabilidad en la universidad, ello a pesar de que existan diputados dispuestos a declararle “un tiro” a la casa de estudios.
Lo cierto es que, con la marcha del lunes, los disidentes dejan en claro su urgente necesidad de buscar refuerzos en su intento por cumplir con sus principales objetivos, que son el anular a la FEU y detener la elección del CGU, aunque esto abra la discusión y el riesgo de atentar contra la autonomía universitaria.