Desde El Búnker
Lunes 03 de febrero de 2024.- Por segunda ocasión en menos de medio año las autoridades desmantelan un narco-campamento o zona de adiestramiento para nuevos sicarios al servicio del crimen organizado en Teuchitlán, un poblado ubicado a menos de una hora de Guadalajara, por increíble que parezca, como si se tratara de una novedosa y flamante empresa con fines legales.
La semana pasada Teuchitlán fue noticia internacional y no precisamente por sus edificios ceremoniales prehispánicos en la zona de “Guachimontones” o por su bello lago con su corredor gastronómico. Ahora, una vez más, en la región Valles, se localizó un narco-campamento, donde se detuvo a 38 personas (entre ellas dos mujeres) en un operativo encabezado por fuerzas federales y locales efectuado en la comunidad de La Vega.
Resulta imposible creer que ninguna autoridad municipal o estatal, se haya dado cuenta de que ahí entrenaban tranquilamente, con armas y detonaciones. Ahí se encontraron 18 cargadores, mil 818 cartuchos, cuatro radios, equipo táctico y precursores químico.
No es la primera vez. El pasado 24 de septiembre otro campamento de adiestramiento fue localizado también ahí, en Teuchitlán. Una finca rodeada de bardas, en La Estanzuela era utilizada como zona de adiestramiento. En 2017, otros dos narco-campamentos habían sido localizados en la región Valles, en Tala, en la localidad de Las Navajas.
Vale la pena preguntarse: ¿Cuántos de esos jóvenes entrenados para ser nuevos sicarios, son reclutados por la fuerza y son parte de la lista de los reportados como desaparecidos? ¿Cuántos de ellos fueron enganchados en la Nueva Central Camionera o “levantados” en otro lugar, bajo la promesa de un trabajo bien pagado y terminaron obligados a ingresar a las filas del crimen organizado? ¿Cuántos policías y de qué niveles conocen de ese asunto e incluso son parte de los desaparecedores en Jalisco?