Un doble asalto contra usuarios del transporte público, cometido la madrugada del jueves en El Salto, terminó en doble homicidio. Uno de ellos era un joven, quien apenas alcanzó a decirle a sus victimarios que sólo traía para su camión. Fue un hecho atroz. Las Policías están superadas. Los asesinos a bordo de motos hacen de las calles su centro de operación sin que nadie los detenga. En Chapultepec, La Moderna, Américas, Niños Héroes, Paseo Alcalde o en pleno centro, los “matoladores” van tras usuarios de celulares y en las orillas de la metrópoli no traer más que para el pasaje, es una sentencia de muerte. ¿Será necesario que los ciudadanos porten armas para poder responder a esos delincuentes ante la ineficiencia de autoridades?