Flor de la Sierra, UdeG homenajea a la lideresa nahua Rafaela Justo

Alberto Osorio

(Foto principal: Gustavo Adolfo Combariza Ramírez)

Guadalajara, Jal., sábado 06 de abril de 2024. – Rafaela Justo Elías inició la defensa de la comunidad indígena nahua, en la Sierra de Manantlán, hace 55 años, cuando apenas tenía 10 años y dentro de la conflictiva frontera entre Jalisco y Colima, en la zona donde la riqueza minera y natural, es la tragedia para los nativos.

Las minas de hierro y otros materiales, las codiciadas maderas como el palo fierro, la parota o las especies únicas de fauna, como el pájaro bandera (hoy en vías de extinción) o el descubrimiento de una especie del teocintle, una planta madre del maíz contemporáneo, han hecho de la avaricia la principal tragedia de los nahuas.

La comunidad nahua es un pueblo perseguido, acosado para que deje el territorio y acusado de esconder delincuentes por parte de todos aquellos que, con su dinero o sus armas, quieren sacarlos del lugar que un día se conoció como la “República de Indios de Ayotitlán”, según cita del abogado y defensor de los derechos humanos Óscar González Gari, uno de los pocos profesionistas especializado en el estudio de la lucha, la tragedia y la resistencia de la comunidad nahua y quien en más de una ocasión, ha enfrentado amenazas de muerte por su labor.

Ayotitlán y Telcruz representan el corazón de un pueblo originario perdido entre Colima y Jalisco, donde nunca ha llegado un presidente, en donde existe la disputa de 407 kilómetros, entre Jalisco y Colima, según dicen los lugareños.

Foto: Mónica Home

Rafaela recuerda que ella recibió la encomienda de defender su comunidad cuando apenas tenía 10 años y ella era la niña de ojos chiquitos y piel morena que apenas iba a la primaria, mientras su abuelo Isidoro Elías le decía que ella era la elegida para esa defensa:

“Él me dijo que yo tenía que llevar a cabo una revolución, pero sin las armas y con inteligencia”, así se lo explica a Cuarto de Guerra, en los momentos en que se recupera de la enfermedad del cáncer que estuvo a punto de acabar con ella en el primer cuatrimestre de 2024.

En su convalecencia, la lideresa del pueblo de Ayotitlán, logra formar en su beneficio una oración que converge en el cielo, y convoca almas de diferentes regiones de México, de Estados Unidos o de Colombia y otras partes del mundo que oran por la salud de la mujer que para algunos de los suyos, es como una especie de flor de la sierra.

El lunes ocho de abril de 2024, la Universidad de Guadalajara, en la Biblioteca “Juan José Arreola”, a través de la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas (UACI), en el marco del 30 aniversario de la fundación de esa instancia, brindará un homenaje a Rafaela Justo Elías.

Para muchos se trata de un merecido reconocimiento que le llega a Rafaela a los 65 años de edad. Para otros es conmemorar la lucha de resistencia de un pueblo que se niega a extinguirse o a ser desplazado.

Los analistas aseguran que hay una lista de más de 200 personas, en la sierra de Manantlán, que han sido asesinadas por defender su tierra. La propia Rafaela le dice al reportero que ella ha sido perseguida y ha sufrido amenazas de muerte, al menos en dos ocasiones.

Foto: Alberto Osorio

Tras enfrentar su enfermedad, a la mujer hoy le llena de dicha el saber que tiene un nuevo chance para estar entre los suyos, y tiempo para recibir el reconocimiento que dice no es para ella, sino para cada uno de los líderes sociales, de los hermanos y las hermanas que ya se fueron o de aquellos que le han acompañado en sus días de angustia o festejos de logros para su pueblo, tal como le pidió que lo hiciera su abuelo Isidoro.

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