Desde El Búnker
Domingo 19 de enero de 2025.- Apenas van 100 días y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum y la alcaldesa de San Pedro Tlaquepaque, Laura Imelda Pérez, marcan sensibles diferencias en su estilo de gobernar. El Universal presenta una encuesta en donde dice que Sheinbaum llega a sus tres meses con una aceptación de 77 por ciento.
La mandataria aclara que no hay nada que presumir desde el puno de vista personal y que llegó para representar al pueblo, para trabajar y atender sus necesidades. Laura Imelda, en Tlaquepaque hace su mejor esfuerzo por ser diferente a la administración de las emecistas de María Elena Limón o Citlalli Amaya, pero algo no cuadra.
En que parece un arrebato de soberbia de la exdiputada del Morena o de alguien en su administración, se aclara que todo aquel ciudadano que haga llegar un escrito a ella y omita citarla con el rango de maestra, será rechazado. Así se advierte desde hace varias semanas, en un documento pegado en uno de los cristales de la propia presidencia que encabeza Pérez Segura.
No se toma en cuenta que en la República Mexicana, hace mucho tiempo los títulos nobiliarios ya están abolidos.
A diferencia de Tlaquepaque, en la presidencia de México, encabezada por Claudia Sheinbaum, se reciben documentos de indígenas o de pueblos originarios con algunas imprecisiones y lejos de no pasar nada, reciben el documento y piden a las personas que esperen para darles acuse recibo.
Un ejemplo es el de la comunidad indígena nahua de la Sierra de Manantlán que hace días le hizo llegar a la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo, para invitarla a visitar a ese pueblo originario, enclavado en el municipio de Cuautitlán de García Barragán.
Sorprende -que- por encima de omisiones o impresiones plasmadas en ese papel, prevalece en el ánimo del equipo de Sheinbaum la actitud de servicio a quienes buscan atención.
Imposible imaginar a Sheinbaum negando la atención a habitantes de pueblos originarios que no mencionen bien su nombre u omitan su doctorado en sus escritos.
