Los tapatíos no están acostumbrados a sufrir, pero ahora se juntaron los problemas. La inseguridad está por encima de todo; el tráfico vive en condición de colapso en rutas como carretera a Chapala, López Mateos, carretera a Vallarta, Periférico, carretera a Tesistán o salida a Colotlán. El agua escasea y la mala calidad del líquido afecta a ricos y pobres; el transporte urbano es un un servicio fuera de control y en el Tren Ligero, las fallas en escaleras eléctricas, limitan el acceso a personas con discapacidad. Así la Guadalajara que se prepara para el mundial.