Desde El Búnker
Alberto Osorio Méndez
Domingo 02 de noviembre de 2025.- Uruapan es un pueblo sumido en el duelo, la impotencia y la rabia. El asesinato del alcalde Carlos Manzo, es un crimen ejecutado bajo la marca de los cobardes. Seguro, al pasar las primeras 24 horas de su asesinato, miles de michoacanos piensan en la necesidad de aplicar la pena de muerte a los criminales.
Hoy las palabras de la presidenta es un discurso enano. Las palabras de Claudia Sheinbaum no consuelan. Ningún pésame consuela ni aminora la rabia y la impotencia.
Decir que el alcalde traía protección federal, es decir nada ante ese homicidio ocurrido en plena plaza concurrida. Un sicario abatido y dos detenidos, es el reporte oficial. Un gobernador que no puede con la inseguridad y un estado que luce tomado por la delincuencia desde hace décadas.
En la semana, por varias zonas de Brasil sumidas en la delincuencia, ese país fue escenario de un golpe de mando con el enfrentamiento y abatimiento de 63 presuntos criminales.
En México, nadie escuchó el llamado desesperado de Carlos Manzo para enfrentar a los delincuentes. ¿Será hora de decretar estado de excepción y empezar una cruzada como nunca antes para arrebatarle a los criminales el estado de Michoacán, tal como sucede en Brasil?
¿Cuántos municipios como Uruapan -bajo el control criminal- hay en Jalisco?
Ya les mataron a Carlos Manzo, ¿acaso sigue un alto mando de seguridad para que se den cuenta del momento tan delicado que vive México?
Mientras muchos lloran la muerte del alcalde independiente de Uruapan, duele ver en redes sociales la imagen de Carlos Manzo con su pequeño hijo en brazos. Mientras Carlos apunta al cielo, el niño busca en el firmamento algo que le muestra su padre. Seguro que esa es la búsqueda de tiempos mejores.

