Desde el Búnker
Lunes 10 de noviembre de 2025.- Ni un solo peso, de los casi 100 millones que invirtió el exgobernador Enrique Alfaro Ramírez en el Centro de Identificación Humana de Jalisco (inaugurado con bombo y platillo el 1 de febrero de 2024), vale la pena para la familia de Magdalena Pérez López, una mujer víctima, desde septiembre de 2014, del más cruel delito que azota a Jalisco: la desaparición.
Ni todos esos millones de pesos invertidos en ese súper centro (38 millones de pesos en obra y 59 millones de pesos en equipamiento) sirvieron para identificar un solo cuerpo, el de Magdalena, que estuvo encerrado 11 años en los refrigeradores del Servicio Médico Forense (Semefo) mientras su familia sufría día a día la angustia y desesperación de no encontrarla.
El argumento, para lavarse las manos, por parte del fiscal General de Jalisco, Salvador González de los Santos, al señalar que en el 2014 las técnicas de ADN no eran tan eficientes como ahora, que el cuerpo de Magdalena estaba calcinado y que la reportaron como desaparecida dos años después del 2014, no justifica para nada la negligencia.
Resulta increíble que una simple acción y obligación de identificar con ADN y registrar plenamente un cuerpo que ingresa al Semefo, no se haya cotejado con las pruebas de ADN que se aplican cotidianamente a familiares de desaparecidos.
¿Qué no debería ser una práctica normal el registro? ¿Qué no cuentan con una simple base de datos? ¿Qué no hay especialistas en el propio Semefo que realicen este procedimiento? Y si los hay, ¿no se les paga por ello? ¿Qué no cuentan con la infraestructura suficiente a pesar de los millones invertidos?
Un descuido que, sin duda, para muchos sería una negligencia digna de sancionar. ¿A quién le corresponde investigar este caso tan aberrante en un estado víctima de las desapariciones?
Con un solo caso, con una sola familia, como la de Magdalena, queda injustificada la inversión millonaria en el IJCF que tanto presume el Gobierno de Jalisco, desde administraciones priistas hasta emecistas.
¿Cuántos cuerpos más habrá en el Semefo mientras sus familias los siguen buscando?

